viernes, 18 de noviembre de 2016

Río Águeda en Ciudad Rodrigo (Salamanca)

Días 12 y 13 de Noviembre de 2016. Mi gran amigo Alberto y yo, marchamos a Ciudad Rodrigo (Salamanca) a pasar el fin de semana y disfrutar de la naturaleza, río y montaña, piraguas y acampada, donde nos espera Jorge de Turismo Activa, un buen colega que conocí en el curso de técnico de nivel 1 en piragüismo hace dos años.

Una vez preparado todo el material (comida y bebida, ropa de abrigo y de recambio, tiendas de campaña, sacos, etc…), nos disponemos a comenzar la travesía, un recorrido de 30 km, por el río Águeda, entre Ciudad Rodrigo y Siega Verde (punto arqueológico declarado como Patrimonio Mundial), donde nos encontraremos tramos de aguas tranquilas, y otros en los que el agua irrumpe con más fuerza, provocando momentos de risas y otros de mayor tensión.

Sobre las 17.00 h, y la mitad del recorrido realizado, llegamos a la zona de acampada, es el momento de secarse y cambiarse de ropa, armar las tiendas, y preparar una pequeña chisquereta antes de que se haga de noche, para darnos calor y luz, y poder hacer la parrilla para cenar.

Buen momento que pasamos al calor de la lumbre, con la cena y las sidras, que como suele pasar en estos casos, la bebida se queda corta XD XD.
Paseíto por medio del bosque y a la tienda a dormir (confieso que no es que fuese la noche que mejor haya dormido, pero hacerlo en la ribera del río, con el calor de la hoguera, tiene un gran encanto).

A la mañana siguiente, una vez recogido el chiringuito y haber desayunado café y el chorizo que sobró de la cena (y sin pan), continuamos el trayecto que falta hasta llegar a Siega Verde, donde tenemos la furgoneta para regresar al pueblo.

El río se vuelve más violento, sin contar con una gran dificultad, pero el movimiento en el agua se convierte en rutina principal, lo que convierte el trayecto en más divertido.
Divertido, hasta que llegamos al último rápido de la aventura, en el que un servidor, cae al agua, sufriendo una luxación de hombro…
Todavía no me explico que pudo pasar, ya había pasado la parte más complicada del rápido, aun así algo de ola daría en la piragua y me hizo volcar.
No sé cómo se me salió el hombro, la verdad que estaba más pendiente de no perder la cámara y de dar la vuelta rápido a la piragua, que de mi seguridad.

Faltaba 1 km para terminar la aventura, y lo tuve que realizar remolcado por Jorge, no podía mover el brazo. El resto del domingo lo pasamos entre urgencias, el hospital de Salamanca y el coche de vuelta a casa…

Sin duda fue la peor forma de acabar, y que nadie esperaba, pero estas cosas a veces pasan y no queda otra que afrontarlo con ánimo y con ilusión de recuperarse bien.

En un futuro recordaré esta aventura, y no será por la lesión del hombro, sino por lo bien que lo pasamos y lo mucho que disfruté.